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Para reformar la administración de justicia no hay que deslegitimar a jueces y fiscales
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Para reformar la administración de justicia no hay que deslegitimar a jueces y fiscales |
Por Carlos A. Chiara Díaz |
En
los último tiempos vemos con preocupación cómo desde
ciertos sectores de poder y/o con compromisos políticos
definidos se utilizan expresiones peyorativas para decisiones
judiciales que a su criterio favorecen a corporaciones e
intereses espúreos y con ello obstaculizan avances
revolucionarios en beneficio del pueblo.-
Invocan
su condición mayoritaria en las últimas elecciones por
guarismos superiores al cincuenta por ciento (50%) que, sin
embargo, no pueden traducirlo en leyes y disposiciones que se
apliquen efectivamente por decisiones judiciales contrarias
que obstaculizan el fiel cumplimiento del mandato popular.-
A
su parecer el control de constitucionalidad asignado al Poder
Judicial debiera encontrar su límite para no entorpecer el
funcionamiento de los otros poderes elegidos por el pueblo,
sino el esquema institucional se distorsiona por el gobierno
de los jueces.-
Tal
visión alcanzó su punto máximo cuando como respuesta se
planteó la necesidad de “democratizar” la justicia y
obtener la “legitimación” de la Magistratura y el
Ministerio Público, llegándose hasta proponer la elección
directa de los jueces por el pueblo y por períodos
determinados o, al menos, que todos los miembros de los
Consejos de la Magistratura que los elijan, sancionen o
sometan a enjuiciamiento político sean elegidos por el
pueblo, aunque representen a los académicos, abogados y
magistrados judiciales. Eso sacaría de una grave decadencia
moral, que extrañamente no había alcanzado a los otros
poderes y funciones del Estado, quienes estarían exentos de
corrupción, vicios y repudios y, por ende, en condiciones de
asumir en beneficio de la sociedad la tarea redentora de aquéllos
a través de medidas genéricamente enunciadas pero aún no
plasmadas en determinaciones concretas y fundadas dentro de
un plan integral que abarque lo federal y las provincias.-
Es
más, sin ruborizarse se incluye la decisión de hacer pagar
el impuesto a las ganancias sobre los sueldos judiciales como
principal medida para “democratizar” la justicia, cuando
todos los sindicatos peticionan en las calles y por cualquier
vía encontrar que el producto del trabajo tribute por ser
inconstitucional, sin dar tampoco explicaciones de cómo
incidirá para mejorar las actividades jurisdiccionales y no
afectar la intangibilidad reivindicatoria que es un principio
básico de su independencia.-
No
parece correcto ni práctico ese proceder, aunque se lo
enmascare de querer enaltecer la función judicial y
garantizar que la misma abra cauce a una justicia más
efectiva y convincente, que esté más cerca de la gente común
y se aleje de las teorías académicas y el discurso engolado
de los profesionales del derecho, que nadie entiende ni
soporta en sus resultados, en la cual coincidimos muchos.-
Pareciera
que la finalidad real es castigar a los jueces por dictar
fallos adversos al gobierno, desmerecer las decisiones
judiciales y someterlas a la desconfianza pública como si
fueran producto de la adscripción a ciertas ideologías o
por responder a corporaciones mediáticas y económicas, con
lo cual se socava el edificio institucional diagramado en la
Constitución Nacional y se siembra el descreimiento en el
sistema judicial de la República, pervirtiendo el equilibrio
de poderes y la posibilidad que los jueces actúen como
contrapoder en beneficio de los derechos ciudadanos, a partir
de los principios de legalidad e igualdad y en resguardo de
la paz social.-
Si
no fuera así, se hubieran ofrecido a la discusión pública
cuestiones de mayor envergadura y coherencia con el anhelo de
conseguir una genuina injerencia del pueblo, en vez de
detenerse solo en la elección popular de las personas del ámbito
académico y científico, de los jueces de todas las
instancias y de los abogados de la matrícula federal,
mencionados en el artículo 114 de la Constitución Nacional
para integrar el Consejo y alcanzar el equilibrio con la
representación de los órganos políticos resultantes de la
elección por el pueblo, esquema propuesto que torna
indispensable reformar la Constitución Nacional para que
también se elijan a través de los partidos políticos en
elecciones periódicas esos representantes de los jueces,
abogados y académicos, que hasta ahora son elegidos en sus
respectivos ámbitos sin haberse presentado problemas o
vicios que justificaran tal modificación.-
Tampoco
se fundamentó en que incidiría para incrementar el
rendimiento judicial y reforzar la seguridad ciudadana en las
calles de la República que se generalice la obligación de
presentar declaraciones juradas por los magistrados y
funcionarios -que en
algunas provincias, como Entre Ríos, por ejemplo, existe
desde hace más de sesenta (60) años-
o que se facilite la concurrencia de la gente para
apreciar el trabajo realizado en los tribunales, que ahora se
restringe al juicio oral y público en los conflictos penales
y que bien podría analizarse de ser extendido a todos los
procesos.-
Distinto
sería nuestro criterio si se hubieren recogido en un plan
integral y coherente, sin agraviar para nadie, los adelantos
y avances logrados en el orden nacional y en algunas
provincias en reiteradas propuestas de los Colegios de
Magistrados y Abogados y/o de doctrinarios de reconocido
prestigio, a saber:
-
Proyecto
de reforma integral del Código Penal Argentino, presentado
el 31/08/2006 y elaborado por una Comisión designada en el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, lo
cual trabajó ad honorem sin cobrar nada durante dos (2) años.- -
Proyectos
de nuevos C.P.P acusatorios para la Nación, denominados “Beraldi”
y “Albrieu”,
que permitirían superar la imposibilidad de juzgar en tiempo
razonable los delitos complejos, tal cual quedó en evidencia
contundente en los juicios contra los militares acusados de
delitos de lesa humanidad, a la vez que obtener
procedimientos abreviados de
derivaciones tempranas por parte de los fiscales
instructores, posibilitando acuerdo que resuelvan total o
parcialmente un gran porcentaje de conflictos, según se
verifica en Entre Ríos, por ejemplo.- -
Proyecto
para establecer los juicios populares para ciertos delitos y
con integración que permita emitir sentencias con
fundamentación suficiente e impugnable; como también
extenderlos progresivamente a los ámbitos civil y comercial,
laboral y contencioso administrativo.- -
Instalación
de Defensorías barriales y de juzgados de pequeñas causas.- -
Creación
de mesas de atención permanente en los edificios de
tribunales, tal cual existen en Entre Ríos y Córdoba desde
hace muchos años y con excelentes resultados.- -
Instalación
de Juzgados de Familia, Jóvenes y de violencia de género y
doméstica.- -
Implementación
de las Policías de Investigaciones Científicas para
actuar en beneficio de Fiscales y Jueces a partir de la
comisión de los hechos delictivos y en coordinación con la
labor preventiva de la Policía Administrativa.- -
Instaurar
la capacitación judicial continua para ingreso, ascenso y
actualización de empleados, funcionarios, jueces y
abogados.- -
Análisis
y mejoramiento de las tareas de gestión en oficinas y
juzgados.- -
Preparación
para construir y remodelar ámbitos edilicios adecuados para
las tareas judiciales y de los Ministerios Públicos.- -
Instrumentar
un fondo federal para las necesidades de la justicia
argentina, que elimine progresivamente diferencias
injustificadas en ese servicio esencial entre el ámbito
federal y las provincias.- -
Organizar
áreas de comunicación informática y virtual, que sustente
la nueva cultura superadora a partir del expediente de las
actuaciones digitales que brinden celeridad, transparencia y
eficacia a la opinión pública.-
Esas
y otras medidas deben encararse en planes integrales y
progresivos, producto del diálogo y el consenso, no de
proposiciones agresivas,
espasmódicas, incoherentes con las finalidades proclamadas
y/o pensadas como respuesta política con el objetivo de
atemorizar y dominar a sectores judiciales.-
Cabe
concluir en que el esquema de transformación requerido hay
que sustentarlo para hacerlo viable en el respeto cabal y no
solo declamado de la independencia de los jueces, fiscales y
defensores, quienes tienen que actuar además debidamente
capacitados y actualizados, con imparcialidad, impartialidad y respeto de los derechos humanos, la
convicción sincera de trabajar para enaltecer una función
insoslayable del Estado de Derecho y evitar un clima
permanente de violencia y conflictos en las calles y en las
relaciones interpersonales.- |
Citar: elDial.com - CC33E1
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